Las trabajadoras y los trabajadores andaluces afrontamos un nuevo 1º de Mayo en el contexto del mayor ataque a nuestros derechos e intereses sufridos en decenios. La última crisis cíclica del capitalismo, sumada a la especulativo-financiera surgida en 2007, ha sido el pretexto esgrimido por el Sistema para poner en marcha nuevas políticas destructoras de lo que queda de las conquistas sociales y laborales de los pueblos y clases trabajadoras bajo el yugo del Estado Español Impuesto.
Unas conquistas que no constituyen concesiones de un inexistente “Estado del bienestar” en peligro, como mantiene la socialdemocracia, sino unos logros alcanzados como consecuencia de unas luchas y triunfos propios. Los trabajadores y las trabajadoras nada debemos a este Estado y nada podemos esperar de un Estado burgués e imperialista. Todos los estados españoles son anti-obreros y anti-andaluces por definición. Nuestros derechos nos pertenecen y nosotr@s se los hemos arrancado. El único “bienestar” procedente de las clases dominantes y su España sería su completa desaparición.
La reorganización de mercados, de sistemas de obtención, producción y distribución, así como las reestructuraciones sociales que se producen al dictado de los intereses acumulativos de las élites oligárquicas, están retrotrayendo las condiciones de vida de las clases populares andaluzas en general, y las de la clase obrera en particular, a unas situaciones de precariedad laboral y de desprotección social intencionadamente buscadas y producidas para proseguir una explotación más barata de nuestra fuerza de trabajo que les proporcione ese aumento exponencial de beneficios deseado. Debido a la ya conocida ley decreciente de la tasa de ganancia del sistema capitalista. Y son las estructuras político-administrativas creadas por el Capital a su exclusivo servicio: la Unión Europea, el Estado Español y su sucursal la Junta de Andalucía, las encargadas de su puesta en práctica con la excusa de mantener “políticas realistas” o “de lo posible”.
Dentro de la agenda neoliberal, Andalucía es sentenciada a padecer el acrecentamiento del tradicional papel de colonia interior española y europea que nos condena al subdesarrollo a todos los niveles, al clientelismo y a la corrupción institucionalizada de los últimos siglos. Dedicada a proporcionar materias primas y mano de obra baratas a través de una economía extractiva y de servicios, y al mantenimiento de altos índices inducidos de paro. La situación que estamos atravesando no es por tanto coyuntural sino estructural. No es consecuencia de determinadas políticas económicas, legislaciones o gobiernos, como pretende hacernos creer el nuevo reformismo, sino del papel que se nos ha adjudicado a nuestro país y a nosotros como pueblo trabajador. No es arbitraria, sino que corresponde al funcionamiento del sistema capitalista, expresado en las leyes de desarrollo desigual y desarrollo combinado del capitalismo. Esa es la razón de los excepcionalmente altos índices de desindustrialización, deslocalización, etcétera; la puesta en marcha de un plan preconcebido que pretende lograr estos objetivos.
La interrelación entre descolonización y lucha de clases, entre lucha nacional y lucha obrera, entre liberación territorial y social son, en estas condiciones impuestas, aún más palpables, indisociables e indiscutibles. Ahora más que nunca se impone la imperiosa necesidad de oponerse al papel asignado de esclavitud colectiva, plantando cara al Sistema y enfrentándonos a esas estructuras político-administrativas encargadas de cumplimentar los designios del Capital, como la única posibilidad real y objetiva de superar la situación. Las soluciones a las insoportables circunstancias que somos obligados a atravesar no pueden proceder ni de una “economía de mercado” que no es ni puede ser social, pues es intrínsecamente antisocial, ni tampoco de unas instituciones que sólo son y pueden ser los capataces del Sistema. Transformar la realidad pasa por combatir y erradicar la economía y las instituciones capitalistas, no por “mejorarlas”.
Ese es el papel histórico que hoy le corresponde a las izquierdas andaluzas: políticas, sindicales y sociales. Despertar y levantar al pueblo tanto contra el enemigo nacional y de clase como contra sus instituciones. Contra España y su amo el Capital. Hacerles comprender que ese “luchar contra la crisis” no es hacerlo contra determinadas leyes o gobernantes, sino contra su origen, el capitalismo, y contra sus propagadores: la Unión Europea, el Estado Español y su sucursal autonómica andaluza. Porque combatir en Andalucía al capitalismo es combatir también a sus estructuras político-administrativas y territoriales. La lucha contra esta supuesta crisis en Andalucía, o es global, es decir anticapitalista y antiespañola, o supondrá un fracaso para el Pueblo Trabajador Andaluz, con la perpetuación de la dependencia, el expolio y la explotación. El de la esclavitud económica y política a la que nos mantiene atados el reformismo y el españolismo.
Como consecuencia, dos de los elementos básicos y tradicionalmente sostenidos por la izquierda independentista andaluza se revelan como esenciales, en una primera fase, para hacer posible la concienciación obrera y popular andaluza que posibilite la imprescindible confrontación global contra el Sistema, dentro del inicio del proceso revolucionario de liberación nacional y social: por un lado circunscribir toda propuesta y actuación a un ámbito exclusivamente andaluz, y por otro el exigir como leitmotiv de la reivindicación obrera y sindical un Marco Andaluz de Relaciones Laborales.
Si la clase obrera de esta tierra forma parte de un pueblo específico y un país concreto, las diversas situaciones que ésta atraviesa son indisociables de dichas singularidades. En ellas se producen, a ellas están sujetas y por ellas están condicionadas. Por eso nuestro ámbito reivindicativo, de actuación y determinación debe circunscribirse a esa realidad diferenciada y solventarse dentro de ella, y el marco jurídico y legislativo laboral deberá estar delimitado por el espacio territorial andaluz y adaptado a él. Las alternativas para la clase obrera andaluza sólo pueden ser andaluzas y dilucidarse desde y en Andalucía.
Es una necesidad establecer en lo sindical la reivindicación de un Marco Andaluz de Relaciones Laborales como propuesta de mínimos que establezca una legislación propia en materia de sanciones a las empresas, en modalidades contractuales para adaptarlas al mercado laboral andaluz, en un sistema propio de prestaciones (políticas activas sí, pero también pasivas); en el establecimiento de todos los medios que permitan al Pueblo Trabajador Andaluz ordenar su propia economía. Una legislación hecha por el pueblo trabajador andaluz y que proteja al propio pueblo ante la explotación capitalista. Una legislación que establezca la creación de Fondos de Inversión Obligatoria de beneficios patronales, la erradicación de la precariedad laboral y las contrataciones “en negro”, la reducción de la jornada laboral, el reparto del empleo, la supresión de las horas extraordinarias, la creación y puesta en funcionamiento de comisiones municipales integradas por la administración y representantes sindicales para la intervención en el mercado de trabajo y la determinación de las políticas laborales y económicas locales.
Luchar por la recuperación de nuestra más absoluta soberanía nacional y popular, como forma de poseer una herramienta efectiva para contrarrestar el papel de subordinación y explotación en el que nos pretende perpetuar el Capital, es una obviedad indiscutible. Un paso imprescindible en el proceso hacia la Revolución Andaluza. Sólo recuperando el poder sobe nosotros mismos y lo nuestro: nuestro trabajo, nuestra tierra, sus riquezas, etc. Sólo poseyéndolo, reteniéndolo y ejercitándolo, como andaluces y como andaluzas, como trabajadoras y como trabajadores, podremos construir una economía y una sociedad andaluzas al servicio del Pueblo Trabajador Andaluz. Una Andalucía de los andaluces y de las andaluzas, para los andaluces y las andaluzas. Y sólo estableciendo un perímetro estrictamente andaluz de visión, actuación, reivindicación y lucha, en todos los ámbitos: político, social, laboral, etcétera, será factible comenzar a encauzarlas hacia ese objetivo. Sobrepasándolo estaremos imposibilitando, sea cuales sean nuestras intencionalidades.
En este nuevo 1º de Mayo en Andalucía: en la fábrica y en el campo, en el aula, en la oficina y en el taller, como trabajadores y como trabajadoras, como andaluzas y como andaluces, levantémonos todos por nuestros derechos y libertades. Frente a los ataques del Estado y el Capital: lucha obrera, soberanía nacional y poder popular para una Revolución Andaluza. Por un ámbito unitario y andaluz de actuación obrera y popular, y por un Marco Andaluz de Relaciones Laborales ¡ya!
¡Viva la lucha de la Clase Obrera!
¡Viva el Pueblo Trabajador Andaluz!
¡Viva Andalucía Libre y Socialista!
¡Por la Revolución Andaluza!
En Andalucía, a 30 de marzo de 2014
Nación Andaluza – Comisión Permanente